Música y baile, una afición estupenda

Los niños de dos años son
receptores absolutos de todos los estímulos. Y la música les “llega” muy hondo,
incluso más que a nosotros. Además, para ellos no existe una diferenciación
clara entre el cuerpo y el pensamiento, sino que va todo unido (por ejemplo, si
les duele la boca, se sienten mal física y emocionalmente), por eso sienten la música de una forma tan
intensa y se ponen a bailar en cuanto la escuchan, para expresar sus
sensaciones con todas las partes de su cuerpo.
La música ejerce una influencia muy
poderosa y positiva en los niños de esta edad, siempre que sepamos emplearla
adecuadamente.
Para empezar, nunca
hay que planteársela como una obligación. Tanto la música como el baile
deben formar parte de un aprendizaje lúdico. De otro modo el niño podría
desarrollar cierto rechazo hacia este estímulo, privándose así de los muchos
beneficios que puede reportarle.
Además, hay que saber elegir la música
idónea para cada momento.
- Si le notamos inquieto, podemos ponerle ritmos movidos, para que bailando descargue su tensión y satisfaga su necesidad de movimiento.
- Por el contrario, si se aproxima la hora de dormir, es mejor que escuche una música tranquila que le relaje y le incite a quedarse quieto o, en todo caso, a balancearse suavemente. A la mayoría de los niños este balanceo les recuerda a cuando su madre les mecía en brazos y les produce la misma sensación de sentirse protegidos que entonces, lo que les ayuda a conciliar mejor el sueño.
Teniendo en cuenta
estas sencillas pautas, la música y el baile puede proporcionar al niño muchas ventajas:
- Le entrena para coordinar sus movimientos cada vez mejor.
- Le demuestra que tiene un cuerpo que puede mover a voluntad.
- Le hace más sociable. A todos los niños les gusta bailar en corro, y esto les ayuda a integrarse en el grupo.
- Mejora su memoria. Al retener la letra de una canción y los movimientos que la acompañan, entrena su capacidad memorística.
- Estimula su inteligencia. El baile es música; la música, ritmo, y el ritmo y los compases, combinaciones numéricas. Hay estudios que confirman que los niños que se aficionan a la música desde pequeñitos tienen más facilidad para aprender los números y los primeros conceptos matemáticos.
- Desarrolla su creatividad. La música estimula el área derecha del cerebro, por lo que mejora la capacidad para realizar cualquier otra actividad artística, como la pintura.
- Le ayuda a establecer rutinas. Si cuando dibuja le ponemos una música, cuando se va a acostar, otra, y cuando le apetece bailar, otra, establecerá asociaciones entre la música y sus actividades, algo que le ayudará a establecer rutinas, sentando así las bases de una futura disciplina.
- Contribuye a mejorar su lenguaje. Las letras de las canciones, además de favorecer su discriminación auditiva, enriquecen su vocabulario.
- Es habitual que los niños de esta edad reaccionen bailando al oír música, pero también lo es que lloren al escuchar una melodía melancólica o demasiado estridente.
Como bien expresan en el post, no tiene desperdicio.
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